El agua destilada es, pues, la clase de
agua más pura de todas.
No tiene olor, ni color, ni
sabor.
El divino propósito del agua es de regular
la temperatura, y de actuar como disolvente. En la naturaleza el agua en
evaporización resulta ser tan fina que el ojo humano no puede percibirla
colectándose en las nubes; Luego cae en forma de lluvia, impidiendo de este
modo que la tierra se agriete y se queme.
Como disolvente el agua
disuelve rocas y terreno. Interviene también en la transportación de nutrientes
en la vida de las plantas.
En el cuerpo humano el agua desempeña
funciones similares. Regula la temperatura del cuerpo, ayudando a sacar el
calor extra que resulta cuando ingerimos 3,000 calorías de alimentos diarios.
El agua impide que el cuerpo se queme. El agua acarrea también afuera del cuerpo
los productos de desperdicio.
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